Con la misma
metodología que en el resto de localidades, también se están llevando a
cabo embarques en la provincia de Alicante para evaluar las interacciones entre
palangreros y aves marinas.
Hasta el
momento se han realizado siete embarques con cinco palangreros distintos. Los
muestreos se distribuyen principalmente en tres áreas que correspondientes a
las inmediaciones del Penyal d’Ifac, otra en la zona entre El Campello y La Vila y una
última entre la isla de Tabarca y el Cabo de Santa Pola.
La modalidad empleada por todas las embarcaciones ha sido el palangrillo y la mayoría no
exceden de los 8 metros de eslora. El reducido tamaño de la embarcación y la búsqueda de zonas
rocosas de 20 brazas a lo sumo para calar les impiden alejarse no más de 4
millas de la costa para faenar.
Dos pardelas baleares vuelan a ras del agua frente a la Isla Plana o Isla de Tabarca.
Palangrero durante la recogida frente a la costa de Benidorm, con la Isla al fondo.
Por suerte
durante los muestreos no hubo capturas accidentales y los
pescadores corroboran una tasa de capturas muy baja, aunque es cierto que algunos afirman
haber capturado pardelas en alguna ocasión y sólo cuando se ha usado alacha o
sardina como cebo. Tampoco se ha detectado un gran interés por parte de las pardelas, que más bien han sido escasas.
Hata la fecha sólo se dieron
un par de ataques durante la calada, correspondientes a una Gaviota de Audouin
y a una Pardela balear. En cambio los ataques a los descartes han sido muy
frecuentes pero protagonizados siempre por gaviotas o algún alcatraz. También
se han observado paiños europeos siguiendo la embarcación en busca de restos.
Paiño europeo siguiendo la estela del palangrero en busca de pequeños restos flotantes.
Uno de las gaviotas de Audouin que perseguía una embarcación a la espera de algún descarte.
En resumen la
configuración del arte de pesca empleado no parece afectar gravemente a las
aves, incluidas las pardelas. El hecho de calar durante la noche en la mayoría de los casos, el cebo usado, principalmente cefalópodos, y la
cercanía a la costa hacen que la interacción con pardelas sea mínima, aunque
habrá que esperar hasta otoño para confirmar esta tendencia que en principio no
parece grave.
Barcos de pesca faenando frente al Cabo de Santa Pola.
Gaviota patiamiarilla muy astuta esperando el descarte de los cebos durante la recogida.
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